A los 19 años me fijé tres metas. Una de ellas, la que siempre he considerado las más difícil de todas, es también la que considero la más importante: el tener mi propia casa.
Aunque todavía veo a la distancia la línea de meta, estoy dando unos cuantos pasos en la dirección correcta, he comprado mi lote.
Es increíble lo que se sufre por encontrar ese lugar donde te gustaría pasar el resto de tu vida. Siempre creí que era nada más ver unos cuantos proyectos residenciales, y escoger el que más agradara. Pobre! Nada más lejos de la realidad!
Primero pensé en comprar una casa ya hecha
El problema principal fue que las casas estaban hechas al gusto de otras personas. Siempre les encontraba algún «pero», aunque fuera insignificante, pero era ese detalle que me iba a incomodar por el resto de mi vida, y no pienso invertir todos mis ahorros en algo con lo que no voy a estar feliz.
Luego pensé en comprar una casa nueva.
Los residenciales nuevos cobran un ojo de la cara por una casa ya hecha, especialmente si se quiere algo un poco más selecto como un residencial en condominio, lo cual es la opción ideal para mí por la seguridad que ofrecen, ya que yo paso muy poco tiempo en mi casa y no la puedo estar cuidando.
Un requisito para mi casa es el no estar pegado a nadie: mi casa no puede pegar pared con pared a la de ningún vecino, estoy cansado de tener que escuchar todas las peleas de los vecinos, y que los vecinos tengan que saber cada aspecto de mi vida; ningún residencial construye las casas así, ya que para ellos esto constituye un desperdicio de espacio, encareciendo el costo total de la casa (haciéndolas más difíciles de vender).
La última opción, comprar un lote
Suena más fácil de lo que en en realidad es. Se deben considerar muchos factores, y la gran mayoría se deben proyectar hacia el futuro. La plusvalía de la zona, la clase económica que tiene acceso al proyecto donde se quiere comprar, ubicación. Buscando se puede encontrar el lote casi perfecto, «casi» porque los que encontré solo tenían un pequeño problema: fuera de mi presupuesto.
Para no cansarlos con el cuento, pasé alrededor de dos años buscando por mi pedacito de tierra ideal, y cuando finalmente me estaba dando por vencido y cuando estaba empezando a creer que nunca lo iba a encontrar, una amiga (muchas gracias Jessica! Aunque siempre te reclamaré el haber esperado tanto tiempo para hacerme el comentario si sabías que estaba buscando) me habló de la empresa donde ella trabaja. Me dijo que esta empresa hace proyectos habitacionales, en su mayoría condominios, el problema es que son muy caros, pero que creía haber escuchado de unos o dos para clase media o media alta.
Fue así como terminé comprando un lote en «La Ladera», un residencial en condominio situado cerca de Barreal de Heredia. Al verlo me enamoré. Fácil acceso, sin complicarme mucho puedo enrutarme hacia Heredia, Alajuela o San José. Excelente vista, la parte trasera de mi lote tiene vista hacia el valle de Santa Ana. A decir verdad, este también estaba un poco fuera de mi presupuesto, pero vale la pena. Además, yo buscaba un lote para construir de inmediato, y como al condominio le faltaba poco menos de un año para estar terminado y que yo pueda empezar a construir, me daba tiempo para terminar de ahorrar la diferencia.
Fui a ver el proyecto con un vendedor, de una vez lo aparte y me comprometí con el vendedor a dar un aporte grande antes de la finalización del proyecto, cuando vencieran mis certificados de depósito a plazo, con tal de obtener una reducción en el costo total del lote.
Justo hoy fue que me tocó hacer ese aporte. Tengo que admitir que duele un poco ver todo ese dinero en la cuenta de banco, y de un pronto a otro ver el saldo de la cuenta casi en cero, pero la inversión, el saber que un pedacito de la Tierra es casi mío, es muy reconfortante. Digo casi, porque me hace falta pagar una parte de lote, pero ya tengo ese dinero reservado, esperando la finalización del condominio para cancelarlo.
Hoy la meta se ve más cerca!